Los guisantes congelados te pueden apañar una comida de última hora. No se estropean como los productos frescos si los dejas mucho tiempo en la nevera, no necesitas acordarte de descongelarlos previamente para cocinarlos y se preparan en un santiamén! (al menos según la receta que os muestro a continuación).
Además,
si les añades un huevo, ¡ya tienes un plato único perfecto!
Ingredientes
(4 personas)
800 g
de guisantes congelados
150-200 g de beicon
Una cebolla mediana
2-3 dientes de ajo
1-2 huevos
Pastilla de caldo
Perejil
Sal
Aceite
150-200 g de beicon
Una cebolla mediana
2-3 dientes de ajo
1-2 huevos
Pastilla de caldo
Perejil
Sal
Aceite
Elaboración
Pica la
cebolla y rehoga con un chorrito de aceite en una sartén o cazuela plana y
grande sin dejar que se dore (fuego medio).
Pica el
beicon en trozos y añádelo a la sartén para que se rehogue también.
Mientras,
machaca en un mortero los dientes de ajo pelados con un poco de perejil y sal
(ya sabéis, para que no resbale!).
Sube el
fuego al máximo y añade los guisantes, sin descongelar, a la sartén para
rehogarlos también. Por último, introduce la pastilla de caldo y deshazla un
poco.
Una vez
todo bien hechito, llena el mortero de agua y vierte todo el contenido sobre
los guisantes y añade otro cuenco de agua más.
En
cuanto empiece a hervir, baja a fuego medio y cuece durante unos 8-10 minutos
(mira la bolsa de los guisantes que pondrá el tiempo aproximando de cocción).
Echa sal a tu gusto.
Unos
2-3 minutos antes de acabar la cocción, añade uno o dos huevos sobre los
guisantes, para que cuando vayas a comértelo, la yema no esté muy hecha.
Si lo
haces el día anterior, no hagas este último paso! Espera al día siguiente y
después de calentar los guisantes a fuego medio, añade los huevos al final.
Ojo! Esta
receta a mí me gusta que quede con algo de caldito, así que si durante la
cocción veis que se os queda seco, añadid un poco de agua más.
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