Y de nuevo volvemos a temperaturas más fresquitas, a lluvias esporádicas y a la chaquetina con cazadora encima. ¡Está claro que este año nos va a costar librarnos del invierno!
Al menos nos quedan los platos de cuchara. Los de toda la vida. Las recetas que pasan de generación en generación para mesas en las que "donde caben dos, caben 50!"
Además, estas recetas suelen ser económicamente muy viables porque, en la época de nuestras abuelas, los tiempos de abundancia brillaban por su ausencia. De ahí la gran labor de estas gentes para suplir con imaginación y "savoir faire" la escasez que vivían. ¡He aquí un pequeño homenaje! ¡Que vivan los abuelos!
4-5 patatas grandes
2-3 huevos
3 dientes de ajo
Harina
Pastilla de caldo de carne/pollo (o caldo directamente)
Agua
Sal
Hoja de laurel
Azafrán o colorante (más baratito)
Perejil
Aceite de oliva
Elaboración
Se pelan y se parten las patatas en rodajas como de un cm de grosor. Se lavan bien y secan en papel de cocina.
Se salan, enharinan y se pasan por huevo batido. Se fríen en abundante aceite a ser posible en la misma olla en que luego se cocerán, para así ahorrarnos fregar un cacharro (¡que viva la eficiencia higiénica!).
Mientras se van friendo en tandas y quitándoles el exceso de grasa poniéndolas sobre un papel absorbente.
A la vez, se pica la cebolla y se pelan los ajos.
A la vez, se pica la cebolla y se pelan los ajos.
Una vez terminada la tarea de freir, se quita un poco de aceite de la olla y se pocha la cebolla a fuego medio para que no se queme. Después se añade la pastilla de caldo y el colorante y se rehoga (si se tiene caldo, añadirlo después, cuando esté ya todo en la olla).
Con ayuda del mortero, machacar los ajos con un poco de perejil picado y un poco de sal (para que no resbale al machacar). Una vez bien machacados, rellenar el mortero de agua y verter en la olla recogiendo bien la mezcla de ajo y perejil (éste sería el momento de añadir el caldo, si lo tuviéramos, en vez de la pastilla). Añadir un poco más de agua (otra medida de mortero) y meter con cuidado las patatas que teníamos reservadas, sin perder el rebozado por el camino.
Se añade sal y, en cuanto empiece a hervir, se baja a fuego medio y se deja cocer.
El caldo debe tapar las patatas pero no ahogarlas. Habrá que estar pendiente por si se va quedando seco, añadir un poco de agua para que no se peguen.
Tardarán en cocer unos 20-30 minutos. Sabremos que están bien cocidas cuando, sin deshacerse en la cazuela, las pinchamos con un tenedor y se parten fácilmente, cuando estén blanditas. El tiempo es orientativo porque dependen del tipo de patata, el grosor, etc.
Parece un receta muy larga y laboriosa pero no es así. Además, los ingredientes son fáciles de encontrar y baratitos (me los quitan de las manos, oiga!!!)
Las patatas se sirven calentitas.
Problema? No se pueden congelar (recordáis? Patata NO es congelable!) así que... habrá que comérselas todas... Mmmmmmmmmmmmm...
Buaeno! de mis platos favoritos de la yaya! Gracias Dona, incredible!
ResponderEliminarElla las hace con bacalao rebozado en el guiso y le añade un poco de vinagre para que "parezca" algo escabechado. Es receta de su pueblo, Pedro Bernardo. Me encanta!!!
Y con manitas o pies de cerdo, al estilo mi tia, quaeh??? Q viva la comidaaaaaaaaaa
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